Con la caída del nazismo tras la Segunda Guerra Mundial, la
nacionalización e independencia de estados recientes, junto con el avance de
las ideas comunistas de la Unión Soviética, cabría esperar que el raciocinio científico
alcanzase la ocasión de instaurarse con éxito en la cultura occidental. Sin
embargo fue una ilusión poco duradera. Las ideas por el interés de la
naturaleza y la recuperación del método científico no contaron con el apoyo de
gobiernos totalitarios como el Español, o bien se utilizarían de forma
ventajista en inversión militar.
Por otro lado, surgieron nuevos movimientos sociales que ensalzaban
ideales y deducciones de credenciales, a menudo asociados de forma equívoca con
la izquierda política como el anticolonialismo, anticapitalismo, feminismo, protección de los derechos
culturales de las minorías, protección del medio ambiente, etc.
Si bien una gran parte de la población aprueba todo aquello
abalado por el sello científico, otra sección considerable ha establecido en la
sociedad una actitud antagónica de carácter “contagioso”, revelándose como escépticos
y enemigo la ciencia. Esta actitud está basada en torno a dos embustes: en
primer lugar juzgar que la ciencia ha provocado más perjuicios que beneficios a
la humanidad, y segundo la idea de que
la tecnología y el avance nos puede alejar de nuestra naturaleza y relación con
lo espiritual. Este pensamiento hostil ha dado lugar a una “moda” por las explicaciones
místicas y pseudocientíficas que reúne todas las condiciones de mito, y que a
su vez están siendo aprovechadas en el mercado por un alto número de
oportunistas y charlatanes.
En el ámbito de la sanación han surgido multitud de
argucias como la orinoterapia, las flores de Bach, la gemoterapia, la
iridoscopia, la homeopatía, etc. Por
otro lado los simpatizantes de estas singulares arremeten de forma fervorosa sin
emplear una reflexión crítica, por lo que habitualmente el intento de desmontar
objetivamente sus axiomas dogmáticos, despierta irritamiento y acusan a la
ciencia de ser intransigente e incomprensiva y la tratan como enemiga.
Bibliografía
López, C. (2016, 01). Anticiencia (III): La ruta postmodernista. Cuaderno de Cultura Científica. Obtenido 01, 2016, de http://culturacientifica.com/2016/01/05/anticiencia-iii-la-ruta-postmodernista/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+CuadernoDeCulturaCientfica+%28Cuaderno+de+Cultura+Cient%C3%ADfica%29
López, C. (2015, 12). Anticiencia (I): La unidad perdida. Cuaderno de Cultura Científica. Obtenido 12, 2015, de http://culturacientifica.com/2015/12/22/anticiencia-i-la-unidad-perdida/
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